viernes, 5 de junio de 2015

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Tose y hay tres gotas de sangre que le escapan de entre los dedos, como si fuera por arte de magia, y caen al suelo. Es casi triste, porque se dobla cuando vuelve la tos, una, dos, tres, cuatro veces. Se retuerce al caer al suelo, apoyando unas manos rojas y finas, que no hace tanto tiempo manejaban una baraja de tarot. El pelo rubio le cae por la cara y ella tiene los ojos cerrados, un rictus de rabia porque qué patética estoy. Los dedos de Colin le apartan los mechones más rebeldes de las mejillas y de la frente, llevándolos a su nuca casi con cuidado, y
Qué ironía que todo lo que te queda de tu pasado se esté muriendo, ¿no? 
Su nombre de humana era Sinéad y él la maldice tres veces porque es lo único que puede hacer. Maldita Sinéad.